A finales de esta semana Susana Díaz se convertirá en la Presidenta
de la Junta de
Andalucía. Se abre pues una nueva etapa en la política de nuestra
comunidad que vendrá marcada por algunas
variables novedosas que sin duda hacen de este tiempo nuevo un punto de referencia
que va a marcar con improntas distintas el futuro de Andalucía en general y el de los socialistas en particular. Susana Díaz es mujer y aunque su género
ya no debería ser noticiable, si lo es por el hecho de que son contadas las
ocasiones en que en nuestro país en sus comunidades autónomas se ha elegido
Presidenta en lugar de Presidente, y desde luego en Andalucía eso es
absolutamente novedoso, y aunque solo llegue a significar una especie de
simbolismo, ya de por si tiene su interés. El que sea joven es importante si lo
comparamos con su antecesor en el cargo, José
Antonio Griñan. Susana tiene 39 años y por lo tanto tampoco estamos
hablando de una ingenua púber, todo lo contrario, ella acredita muchos años de
militancia socialista y siempre con una actividad interna y de responsabilidad
importante. Tiene interés desde mi punto de vista que, eso si, pertenece a una
generación distinta a todos los prohombres que han ido construyendo la historia
del Partido y de Andalucía en los últimos 35 años y por lo tanto, aún habiendo
aprendido al lado de todos ellos, llega con menos equipaje, lastres de todo
tipo, historia…para lo bueno y para lo malo. Llega Susana también en un momento
extremadamente delicado para la política, para la economía y en definitiva para
todos nosotros, pero también, supongo, que para la ciudadanía suscita las
lógicas expectativas del clavo donde agarrarse en estos tiempos de
tribulaciones.
En mi opinión, -y tengo muy a
orgullo aún con riesgo a disparatar, que opino de lo que quiero, como quiero y
cuando quiero, sobretodo pensando que aquí, en mi casa y en el PSOE (y tengo trienios), no cabe eso de “…tanta opinión”-. Pues eso, en mi opinión en este momento difícil
hay, entre otras, varias tareas que se pueden o deben de acometer en el corto
plazo con el simple pero urgente objeto de que se visualicen y cristalicen
todas esas expectativas. Inteligencia a la Presidenta no le falta
tal y como viene demostrando en este ínterin de las últimas semanas. Capacidad
de trabajo tampoco pues, en lo que la conozco y esto lo pueden corroborar
personas más relacionadas con ella, Susana es una “stajanovista” de la política y del
trabajo. No tiene resquicios para otra cosa y a ella desde luego si les llegan
las musas la pillaran trabajando. En lo que a variables incontrolables está la
suerte y por eso los demás las únicas cosas que podemos hacer es deseársela y
trabajar para que esa buena estrella acuda a la llamada. Nos va mucho en eso a
todos los ciudadanos.
Insisto que esto es una opinión
política personal, tan acertada o equivocada como cualquier otra y por tanto “como no podría ser de otra manera” se
aceptan críticas y sugerencias.
En cuanto a la composición de su
gobierno, en función de sus prioridades, gustos e intereses, es la que, amen de
los consejeros correspondientes a IU
prácticamente confirmados, le corresponde situar a personas políticamente
comprometidas, ideológicamente predispuestas y que tengan la ilusión de hacer
todo lo mejor o dar todo lo mejor por esta tierra. Esto parece de perogrullo pero
no siempre es así, y no se trata de, cómo en algún momento se dice, el gobierno
de los mejores, el mérito y la capacidad, eso es tan subjetivo como que es
imposible pontificar sobre quién es mejor o como se eligen a los mejores. Se
trata de elegir a los que creemos que en este momento pueden hacer un buen
trabajo con la situación en la que nos encontramos. No es la dicotomía entre
gobierno de técnicos y de políticos, un gobierno tiene estructura suficiente
para que la política lo hagan cabezas políticas y conseguir que técnicamente
las medidas sean irreprochables con las cabezas técnicas. Importante será que
se de una rápida respuesta a los cambios en la estructura y cambios
competenciales, algo también desde mi punto de vista necesario, así como
establecer nuevos marcos de coordinación y mejorar la eficiencia y eficacia en
los niveles intermedios, direcciones generales…y de las provincias. Para que
esto sea eficaz también hay que evitar que se produzca como suele suceder con
especial incidencia en el último gobierno surgido de las elecciones autonómicas
el goteo lento de nombramientos en todas las escalas de gobierno y de la
administración; esto sin duda y aunque se diga lo contrario, paraliza la acción
de gobierno, decir lo contrario es no querer ver o decir la realidad, sobretodo
en este tiempo en el que las situaciones de la ciudadanía exigen respuesta
inmediata, estoy convencido de que la agilidad en los nombramiento será
bienvenida, lo contrario será una nueva estocada a la credibilidad.
No le van a dar a Susana los
tópicos cien días de cortesía, ni mucho menos, eso se acabó desde hace tiempo,
pero no es que no se los de la oposición, es que son los propios ciudadanos los
que no están para cortesías y van a exigir desde el minuto uno que se note que
hay un nuevo gobierno que inmediatamente toma medidas y aplica las políticas
comprometidas. Por consiguiente, y conociendo un poco como funciona la Presidenta es de
imaginar que ya está elaborando un plan específico de acción para los primeros
meses que haga que los ciudadanos visualicen rápidamente la labor de su Presidenta
y de su Consejo de Gobierno. Este plan, por tanto, seguramente conllevará medidas
que conecten con las aspiraciones de las personas y estarán referidas a empleo,
mantenimiento de servicios, lucha contra la corrupción, cercanía y
disponibilidad inmediata de los políticos en los conflictos o en la tarea
diaria de gobernar.
Desconozco totalmente como van a
ser los presupuestos para el año 2014 pero no hay que ser un lince para
imaginarse un escenario complicado en base a las exigencias del gobierno
central en materia de déficit, recortes en las transferencias y a las propias
dificultades de financiación y de ingresos propios. Ante esto no cabe duda que
la acción de gobierno ha de contemplar de manera paralela por un lado la
optimización del gasto y por otras medidas políticas que por sus características
no cuestan dinero pero tienen gran efecto en la calle. Habrá que evitar
recortes en los servicios esenciales que redondean lo que llamamos “estado del bienestar”.-sanidad, educación
y servicios sociales-, el funcionamiento “normalizado”
de la administración, y lógicamente servir de colchón a cada vez más personas
que están pasando por verdaderas necesidades. No se trata de universalizar la
renta básica porque ahora no hay capacidad económica para hacerlo pero si el no
permitir situación que nos acerque más a tiempos muy lejanos donde el hambre,
la desesperación y la miseria se apoderen de más y más gente. En modo paralelo,
decía, el gobierno andaluz debe hacer una política de la llamada de “gestos” o si se quiere de aquellas cosas
que no cuestan dinero pero que tiene gran simbolismo y que tiene un impacto
importante en las personas. La corrupción, la transparencia integral,
consejeros sudando la camiseta “a pie de
obra”, y todo aquello que permita sin “lenguajes
acartonados” de los que ya estamos cansados, conectar con la ciudadanía,
que ésta sienta el aliento y la empatía de sus políticos en el poder.
Se necesita en este escenario a
una Susana Presidenta con bríos, con determinación, valiente y con un liderazgo
institucional que vaya más allá de la crítica a las políticas del gobierno
central y la acerque más a lo que supone el mundo de la izquierda y el
progreso. Que el gobierno de Rajoy haga recortes, económicos o de derechos, que
se sitúe en el radicalismo liberal, no nos debe de sorprender ni de contaminar,
han encontrado en la crisis económica una buena excusa para aplicar su programa
máximo y por lo tanto sus reformas son ideológicas más allá de la derecha
europea, es algo como mucho más cañi.
Actúan como ellos dicen, sin complejos, es decir, se permiten por ejemplo
aplaudir la obra represora de Franco, su ideario antidemocrático, aborrecen las
políticas de igualdad, -y esto no lo digo por ponerles cuernos y rabos, es que
su ideario no contempla la igualdad de oportunidades como un bien total-. Muestran
su aversión a la pluralidad de una manera abierta cuando como se suele decir “canta la gallina” y se despachan con aquello
de “tanta opinión”. Por eso de lo que
se trata no es tanto de que la
Junta de Andalucía se ideologice hasta el punto de ser un
gobierno sectario sino de combinar el pragmatismo inherente a la función del
gobernante, con el no olvidar quienes somos y ofrecer con gestos claros y diáfanos
pero sobretodo con los hechos, que gobernamos para todos, y que dentro de los “todos” hay algunos, muchos, que
necesitan aún más de la acción gubernamental, sencillamente porque en una
sociedad desigual, buscar la igualdad es nuestra razón de ser.
No voy a entrar en lo que suponga
internamente para el PSOE de Andalucía la irrupción de Susana, considero
imprescindible que en pocas fechas ella acceda a la Secretaría General
del Partido y ya habrá tiempo de opinar sobre el particular, pero desde luego
será bueno para todos que todos podamos participar en la renovación del
Partido,-el Partido hay que cambiarlo para que siga siendo el Partido-, y
buscar la Unidad desde
la diferencia de criterios, la
Unidad sin uniformidad porque los socialistas internamente también
creemos en lo bueno de la pluralidad desde la lealtad y el compromiso, sin que
nadie tenga que abdicar de sus posiciones más o menos críticas. Es bueno que
nos empeñemos en esta nueva etapa en sumar todos los brazos y todas las cabezas
posibles para conseguir el que algo que la ciudadanía ahora mismo pone en
cuestión vuelva a ser la mejor definición y característica del Partido
Socialista de Andalucía: Un gran Partido
para un gran Pueblo.